2 formas útiles de lanzar tus ideas sin miedo
Estoy segura que alguna vez has presenciado el momento en el que un profesor concluye una clase diciendo: “¿tienen alguna pregunta de lo que vimos hoy?” Seguido de un silencio penetrante por parte de todos los participantes. Tal vez menos del 3% de los asistentes se atreven a realizar alguna pregunta en público. Una vez terminada la clase y cuando el profesor se marcha más del 50% de los asistentes aceptarán sus dudas. Pero lo más curioso de este fenómeno es que estas incógnitas son compartidas en vos baja con el compañero más cercano.
Esto suele pasar todo el tiempo. El miedo paraliza nuestras ideas o mucho peor, nuestra opinión. Cuando por ejemplo queremos debatir con algún profesor o cuando nos quedamos con alguna duda en clase.
Sucede que sentimos que nuestras preguntas pueden ser obvias o que tal vez nuestras ideas no pueden ser lo suficientemente buenas. Es un constante debate con nosotros mismos (me atrevo o no me atrevo).
Es un error no atreverte a lanzar las ideas por miedo a ser juzgado, pero es normal
Lo que en verdad sucede es que entre más adultos nos volvemos, inconscientemente, somos más sensibles a la opinión de los demás. No queremos hacer el ridículo. Esto provoca que nos paralicemos en circunstancias en las que nos exponemos en público. Preferimos entonces esperar que termine la clase y hablar con el profesor o preguntar a alguien cercano. No somos conscientes que alguien puede compartir la misma duda o que tal vez nuestro pensamiento pueda despertar cierta curiosidad sobre lo que no nos atrevemos a expresar.
Atrévete y duda
Afronta tus miedos con valentía e identifica estas 2 lecciones de oro que no fallan cuando quieres perder el miedo.
Atrévete, no te quedes con las ganas. No limites tu espontaneidad, ni la pongas en el camino de lo políticamente correcto. Atrévete a lanzar tus ideas sin miedo y hacer el ridículo porque lo peor que puede pasar es que saques una gran sonrisa a los demás. Si hoy vino a tu cabeza una idea loca que te da ganas de convertirla en un negocio, compártelo! Para no quedarse con las ganas debe existir pasión, y para que la pasión exista debe haber propósito en lo que haces. Trabaja en ello y si te cuesta más tiempo que a los demás convertir tu idea en algo rentable existen muchas metodologías que no limitan las ideas como Design Thinking. No quedarse con las ganas aplica en todo: en los negocios, en las aventuras, en los más grandes descubrimientos y hasta en el amor.
Tampoco te quedes con la duda. Ninguna pregunta es mala, ni ningún preguntón se convierte en un tonto. Todo lo contrario, estás dejando atrás eso que no sabes para convertirlo en algo que podrás en el futuro enseñar a alguien más. Que no te de miedo escuchar esa típica frase “ es obvio, solo es un poco de sentido común” Pues déjame contarte que, si los genios que existen hasta la actualidad son genios, es justo porque su sentido común salió de lo común. No debemos tener sentido común, sino sentido propio, ese que nos hará ser genuinos y que luego lo podremos denominar como una Big Idea o un Aha moment!.
Envés de llenar tu agenda de una lista interminable de cosas por hacer (To do list). Reemplázala por una que diga “dudas resueltas” es decir, Qué nuevas preguntas hiciste hoy? Sinónimo de: Qué cosas nuevas aprendiste hoy.
Mantén una mente de principiante que te ayude a querer aprender sin miedo y con valentía para no quedarte ni con las ganas, ni con la duda. Asume estas dos lecciones de oro para no presuponer que sabes, no tener miedo a equivocarte y tampoco vergüenza a ser juzgado. Así aprenderás que el sentido común no es nada más que construcciones sociales que difícilmente se pueden romper sino te atreves a tener sentido propio.